Por Edwar E. Escalante (*)
Cusco, Perú, Febrero 15, 2008.-Aunque la reacción de nuestros “representantes” a la Ley que promovía la inversión privada en el sector turismo, haga parecer al Cusco una tierra de gentes irritadas irracionalmente sumidas en el resentimiento y la rabia, existimos cusqueños que si queremos una región próspera, impulsada por la inversión, motor evidente del progreso. Pero detallando el libreto de esta novela suicida, tenemos hechos y protagonistas conocidos, que identificamos a continuación.
Las Causas: Prensa irresponsable propalando las pamplinas que vociferan, a grito destemplado, una cofradía de zánganos que paralizan el Cusco cuando les da la gana ---léase asamblea regional--- como si fuera poco hay que sumarle un Estado torpe y ausente que no sabe exponer los argumentos superiores con mayor inteligencia.
Las Razones: Ambiciones políticas de quienes inquietados por las próximas elecciones intentan construir una candidatura, autoridades incapaces pero atentas ejecutan mediocremente un presupuesto abundante donde la pobreza nos vence todos los días, pero nunca tan diligentes como para alinearse con la opinión pública sosegando los ánimos de revocatoria. Ambiciones económicas de pequeños mercantilistas, que viven del deterioro del patrimonio cultural, y junto a ellos, empujando febrilmente la muchedumbre al estercolero, la maquinaria de las ONGs minando cualquier cosa que signifique desarrollo.
Los Perjudicados: los de siempre, los mas pobres, la infausta ciudad, porque todos perdemos cuando ellos ganan. Cuando nos salvan del malvado imperio del Norte y del monstruo centralista que quiere venderle Machupicchu a los Chilenos. Y ellos siempre ganan porque ¡El Cusco no se vende, el Cusco se defiende! Y aunque las arcadas se asoman cada vez que uno los escucha con el puño alzado, hay que reprimir el desahogo para seguir creyendo que todavía se puede, --aun con todo en contra—conseguir una región libre de los atavismos del “Cusco Rojo”.
La Verdad: No van a subastar ningún monumento, pero éste despropósito ha sido esparcido como cierto, pues si algo eficiente ha parido la izquierda, es la capacidad de extender la mentira impunemente.
Lo Importante: La inversión privada en el patrimonio cultural crea puestos de trabajo donde no había ninguno, aporta al Estado a través de tributos, con los que se puede proteger, mantener y elevar el valor del monumento arqueológico, ofrece servicios turísticos de gran nivel y permite la llegada de visitantes con mas dinero que exigen esos servicios. “Pero eso beneficia a las transnacionales solamente”, dicen los incautos, que no saben o no quieren saber, que la gran rueda que hace girar la Economía no es cuadrada, pues una persona con empleo nuevo consume bienes y servicios alentando los emprendimientos de otros, que como él, tendrán más que gastar con nuevas ganancias, produciendo un efecto interminablemente positivo en la economía local, la nueva infraestructura requiere materiales y mano de obra en su construcción y mantenimiento y los nuevos servicios necesitan nuevos empleados, mas tiendas con mas joyas y artesanías, mejores conductores, nuevos vehículos que necesitarán mecánicos, los restaurantes demandaran alimentos y mejores vías de acceso a sus instalaciones, y todo ello se repite mil veces con la presencia de la inversión privada.
Lo Triste: El potencial del Perú en el sector turismo es infinitamente superior al de muchos otros países pero todavía diametralmente inverso al empeño y lucidez con que ellos –los que si quieren inversión—florecen, haciendo del Turismo la locomotora del tren hacia la modernidad.
(*) Director Ejecutivo del Instituto Andes Libres de Cusco (www.andreslibres.com)
Cusco, Perú, Febrero 15, 2008.-Aunque la reacción de nuestros “representantes” a la Ley que promovía la inversión privada en el sector turismo, haga parecer al Cusco una tierra de gentes irritadas irracionalmente sumidas en el resentimiento y la rabia, existimos cusqueños que si queremos una región próspera, impulsada por la inversión, motor evidente del progreso. Pero detallando el libreto de esta novela suicida, tenemos hechos y protagonistas conocidos, que identificamos a continuación.
Las Causas: Prensa irresponsable propalando las pamplinas que vociferan, a grito destemplado, una cofradía de zánganos que paralizan el Cusco cuando les da la gana ---léase asamblea regional--- como si fuera poco hay que sumarle un Estado torpe y ausente que no sabe exponer los argumentos superiores con mayor inteligencia.
Las Razones: Ambiciones políticas de quienes inquietados por las próximas elecciones intentan construir una candidatura, autoridades incapaces pero atentas ejecutan mediocremente un presupuesto abundante donde la pobreza nos vence todos los días, pero nunca tan diligentes como para alinearse con la opinión pública sosegando los ánimos de revocatoria. Ambiciones económicas de pequeños mercantilistas, que viven del deterioro del patrimonio cultural, y junto a ellos, empujando febrilmente la muchedumbre al estercolero, la maquinaria de las ONGs minando cualquier cosa que signifique desarrollo.
Los Perjudicados: los de siempre, los mas pobres, la infausta ciudad, porque todos perdemos cuando ellos ganan. Cuando nos salvan del malvado imperio del Norte y del monstruo centralista que quiere venderle Machupicchu a los Chilenos. Y ellos siempre ganan porque ¡El Cusco no se vende, el Cusco se defiende! Y aunque las arcadas se asoman cada vez que uno los escucha con el puño alzado, hay que reprimir el desahogo para seguir creyendo que todavía se puede, --aun con todo en contra—conseguir una región libre de los atavismos del “Cusco Rojo”.
La Verdad: No van a subastar ningún monumento, pero éste despropósito ha sido esparcido como cierto, pues si algo eficiente ha parido la izquierda, es la capacidad de extender la mentira impunemente.
Lo Importante: La inversión privada en el patrimonio cultural crea puestos de trabajo donde no había ninguno, aporta al Estado a través de tributos, con los que se puede proteger, mantener y elevar el valor del monumento arqueológico, ofrece servicios turísticos de gran nivel y permite la llegada de visitantes con mas dinero que exigen esos servicios. “Pero eso beneficia a las transnacionales solamente”, dicen los incautos, que no saben o no quieren saber, que la gran rueda que hace girar la Economía no es cuadrada, pues una persona con empleo nuevo consume bienes y servicios alentando los emprendimientos de otros, que como él, tendrán más que gastar con nuevas ganancias, produciendo un efecto interminablemente positivo en la economía local, la nueva infraestructura requiere materiales y mano de obra en su construcción y mantenimiento y los nuevos servicios necesitan nuevos empleados, mas tiendas con mas joyas y artesanías, mejores conductores, nuevos vehículos que necesitarán mecánicos, los restaurantes demandaran alimentos y mejores vías de acceso a sus instalaciones, y todo ello se repite mil veces con la presencia de la inversión privada.
Lo Triste: El potencial del Perú en el sector turismo es infinitamente superior al de muchos otros países pero todavía diametralmente inverso al empeño y lucidez con que ellos –los que si quieren inversión—florecen, haciendo del Turismo la locomotora del tren hacia la modernidad.
(*) Director Ejecutivo del Instituto Andes Libres de Cusco (www.andreslibres.com)
Fuente: www.ilperu.org
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