martes, 20 de marzo de 2007

¡CIEN MILLONES¡


¿ 100.000.000 ? (sí: ¡cien millones!)
¿Qué imagina usted al encontrarse con esta cifra?
¿Cree que se trata de un gran premio de lotería?
¿Le parece que puede ser el total de la población de un continente?
¿Será una enorme fortuna?
No es nada de eso. Cien millones es el número de víctimas del comunismo.
La cifra representa los crímenes cometidos por regímenes comunistas.
E s e l g e n o c i d i o c o m u n i s t a .
En efecto, los diversos especialistas -que volcaron el resultado de sus estudios e investigaciones en El Libro Negro del Comunismo-, prueban fehacientemente que el número de muertos causados directamente por el comunismo, en todo el mundo, supera los cien millones de víctimas.
Hoy, mientras tanto, la violación brutal, sistemática y ACTUAL de todos y cada uno de los derechos humanos por parte de gobiernos comunistas está siendo silenciada o edulcorada por los medios de comunicación masiva.
¿Ud. leyó o escuchó a periodistas, políticos, sacerdotes u obispos referirse al tema, denunciando que el comunismo es -en doctrina y en su práctica revolucionaria- la más criminal de las ideologías políticas?.
¿Se enteró acaso que los dirigentes comunistas fuesen detenidos y sometidos a juicio por tanta bestialidad?.
¿Supo Ud. de algún Tribunal o algún valiente juez (español o de otra nacionalidad), que iniciara acciones judiciales contra dirigentes comunistas responsables de tan monstruosos crímenes?.
¿Por qué no habrá habido una especie de Nuremberg para los culpables de esos siniestros regímenes de terror comunista?
¿H I P O C R E S Í A?
Si al término de la lectura de estas líneas, el lector coincide con la percepción de la maniobra propagandística que se describe, podrá compartir la pertinencia de modificar este título suprimiendo los signos de interrogación. O mejor, todavía,: sustitúyalos por signos de exclamación.

Veamos: sincero es quien se expresa con veracidad y sin doblez mientras que hipócrita es aquél que finge ser lo que no es, el que representa lo que no piensa ni siente.
En los voceros de la izquierda marxileninista observamos un discurso que pretende aparentar moderación y fingir espíritu democrático. Son maestros de la mentira. En boca del comunismo hasta la misma verdad se transforma en mentira. La razón de la simulación estriba en que, cuando el marxileninismo se muestra a cara descubierta, con toda su perversidad intrínseca al descubierto, la opinión pública lo rechaza automática y categóricamente. La injusticia de su doctrina antinatural y la brutalidad de sus métodos han merecido -siempre- la más severa condena. En diversas partes del mundo, han logrado dominar territorios y someter tiránicamente a millones de almas pero no han podido convencer a las personas.
Para evitar el rechazo que despierta, el marxileninismo pretende aparentar lo que no es. Simula sistemáticamente para postergar o impedir la reacción que provocan sus métodos y sus fines cuando aparecen tal cual son.
En verdad, ellos constituyen una secta filosófica materialista y atea, liberticida y apátrida. Responden a una concepción ideológica transpersona­lista que desemboca en el totalitarismo más opresivo.
Las más sutiles tácticas psicopolíticas pretenden ocultar que el marxileninismo le niega al individuo, frente a la colectividad, todo derecho natural. Sin embargo, los activistas del marxileninismo, en todos los ámbitos, utilizan un discurso que pretende hacer creer que ellos son los paladines de la justicia social, de los derechos humanos y del régimen democrático. Pero la verdad es muy otra: ellos quieren que todos los resortes de la vida, todas las actividades humanas queden subordinadas a un Estado omnipotente y omnipresente. La persona es considerada como un simple instrumento al servicio de fines supraindividuales encarnados por el Estado. Según ellos, el Estado es lo principal y el hombre apenas lo accesorsio, que sólo vale en la medida que se desindividualiza y se somete a lo colectivo. El individuo, entonces, existe para la sociedad y debe producir para la colectividad.
Bien puede imaginar el lector qué tipo de respuesta encontrarían los políticos y agitadores al servicio de la izquierda marxileninista si proclamaran, claramente, conforme a la doctrina que los inspira, su radical y auténtica posición contraria a la libertad, a la familia, a la religión, al derecho de propiedad privada, etc.

Resumiendo, las siguientes son algunas de las características del totalitarismo marxileninista al que pretenden llevarnos y que ocultan tras el hipócrita maquillaje discursivo, aparentemente filantrópico, muy moderado y pseudodemocrático de sus activistas:
· No reconocen derechos individuales, naturales, anteriores y superiores al Estado. El Estado omnímodo absorbe las libertades y derechos fundamentales.
· Consideran que la familia debe ser destruida por tratarse de una "institución burguesa inventada por la Iglesia".
· Procuran instaurar un dios-Estado, un Moloch, ante quien deben sacrificarse todos los derechos y todas las libertades.
· Inducen a la identificación estado-gobierno-partido. El poder del estado es ilimitado. A los órganos de gobierno les otorgan los más amplios poderes en el marco de una competencia imprecisa. Es la situación diametralmente opuesta a la del Estado de Derecho.
· Son partidarios del régimen de partido único y combaten a sangre y fuego toda forma de eventual oposición.
· Buscan sustentarse en el mito de la liberación del proletariado. Lo medular de su acción propagandística, para captar incautos, gira en torno a este mito.
· Buscan constituirse en "gobierno de fuerza" (antagónicos al tipo de los "gobiernos de opinión" que son aquellos que se apoyan en el consentimiento de la población libremente expresado.) Ellos se proponen instaurar la "Dictadura del proletariado" que es "la dominación no restringida por la ley y basada en la fuerza".
· Promueven un verdadero culto a la violencia sin detenerse ante ley divina, natural o humana. Sin escrúpulos, aplican los más brutales métodos de acción. Promueven revoluciones y crímenes. Dicen que "Todo lo que contribuya a la rebelión es moral."
· Edifican un estado-gobierno-partido militantemente ateo y francamente hostil para con la religión en general y con la Católica en particular (Creen en lo afirmado dicho por Lenin: "Dios es el enemigo personal de la sociedad comunista" (Carta a Gorki, dic.1913, "Le marxisme-laninisme", J. Ousset, p.132) y, por tanto, declaran la guerra a la misma idea de Dios y combaten a la religión, calificada por ellos como "opio de los pueblos".

· Niegan la legitimidad del derecho de propiedad. (Marx y Engels confiesan en el "Manifiesto Comunista": "Podemos resumir nuestra doctrina con esta proposición: abolición de la propiedad privada").
Importa tener presente que el derecho de propiedad se origina en la libertad del hombre y reposa en ella. Por tanto, la abolición de la propiedad privada implica la negación de la misma libertad. Conculcada la propiedad, todos los derechos individuales quedan sometidos al arbitrio despótico del Estado.
La supresión de la libre iniciativa particular genera la tiranía política. La estatización de la economía conduce a la miseria y al despotismo.
El interés del marxileninismo por los asalariados no obedece a que estos sean débiles u oprimidos sino a que constituyen una enorme fuerza instrumental al servicio de sus designios. Ellos no desean curar las heridas sino machacarlas como sostenía Engels. En rigor, son revolucionarios y no filántropos. Por ello, fomentan descontentos, fabrican conflictos, exacerban enfrentamientos, promueven el odio y la lucha de clases, organizan revoluciones y cometen los más brutales crímenes. Hipócritamente lucran con el dolor ajeno y. en general, con la explotación del tan vapuleado tema de los derechos humanos.
Estas perversas metas son reveladas sólo a los iniciados en la secta roja cuando llegan a poseer un grado suficiente de corrupción ideológica como para aceptar semejante aberración. Al gran público: nada de esto. Para las masas crearon incontables y eficaces artificios psicopolíticos que se caracterizan por ocultar la verdadera identidad ideológica y esquivar las definiciones doctrinarias claras.
En suma: el marxileninismo detesta la democracia, pisotea derechos humanos pero utiliza las libertades que ofrece la democracia con el fin de destruir el mismo sistema que garantiza esas libertades y derechos. Esa es la finalidad real, con toda la radicalidad que ella implica, aunque sean "gradualistas" en el camino a recorrer, por momentos en forma lenta, para lograr esa perversa meta.
El comunismo -junto a sus compañeros de ruta- sólo se opone a los gobiernos de fuerza que han tenido un signo ideológico opuesto al marxileninismo. No son demócratas contrarios a las dictaduras sino que implantaron las más crueles dictaduras en el pasado reciente y todavía HOY mantienen a sangre y fuego varias dictaduras en el mundo.
Creer que hay sinceridad en el marxileninismo cuando dice defender los derechos humanos, es tan equivocado como confiar en la autenticidad de un narcotraficante que predique contra el consumo de drogas.


Prof. Alexander TORRES MEGA - Dir. Resp. de FLASHESCulturales
E mail: < Flashes@adinet.com.uy>

Servicio de Difusión Selectiva de FLASHESCulturales

Dir. Resp.: Prof. Alexander Torres Mega

Noticias, documentos y opiniones
referentes a cuestiones educativas y culturales.

MEC 114-84-8231 *Reg. Ley Imp. T. VII, Fo. 296
Domicilio: Calle Anzani 2008 CP 11.600 - Montevideo, Uruguay

Tel/faxes: (598-2) 480 21 91 y 481 06 94 - Celular 099 666 091

E mail: Flashes@adinet.com.uy - E mail: Uruguayalertayresiste@gmail.com


2007: ALERTAR – DOCUMENTAR – DENUNCIAR – R E S I S T I R



Pese a que, en las últimas elecciones nacionales, la mitad de la población resistió las maniobras propagandísticas del marxismo y rechazó a la izquierda en las urnas, hoy tenemos instalado un gobierno que procura consolidarse para ir haciendo -gradual y progresivamente- más nítido su signo socialista, autoritario y procastrista.

La oscuridad de la noche empezó a caer sobre nuestro país. Es previsible que pronto sea mucho más espesa. Debemos contribuir para que un nuevo amanecer llegue cuanto antes. Para ello, hay que influir en la denominada "opinión pública" y actuar, -siempre dentro del marco jurídico vigente- para encauzar a los sectores sanos de la población por la senda de la
R E S I S T E N C I A

Obrando como siempre al servicio de la opinión pública, por la causa de la Educación y la Cultura, FLASHESCulturales procura esclarecer y defender los principios básicos de la Civilización Occidental y Cristiana frente a la agresión psicopolítica del marxismo.

Se autoriza a reenviar o reproducir nuestros mensajes, por el medio que se desee, con excepción de nuestras "Cartas Reservadas" y "Confidenciales" que seguirán teniendo circulación restringida.

Continuamos actualizando nuestro sistema de envíos. De personas amigas recibimos permanentemente listados de direcciones para que enviemos nuestras publicaciones.
Si lo desea, puede indicarnos a quienes cree que convendría enviárselas porque presume que las recibirían con interés y simpatía. Importa que confirme con ellas su deseo de recibir nuestros mensajes.

Este envío es por única vez. Si usted desea recibir regularmente FLASHES Culturales, háganos llegar un mensaje cuyo asunto diga SUBSCRIBIRME.

Si por duplicación errónea o por cualquier otro motivo, Ud. prefiere que cancelemos los envíos a su dirección, lo haremos inmediatamente. En tal caso, basta con enviarnos un mensaje cuyo asunto diga BORRAR y tenga como remitente la misma dirección a la cual le hemos enviado y que desea remover.

Aprovechamos esta ocasión para agradecer la atención que dedica a nuestros envíos, disculparnos si le ocasionamos alguna molestia y saludarle muy cordialmente

lunes, 19 de marzo de 2007

LA VERDAD OCULTA

¡Vivir! (fragmento)
Por Ayn Rand

Capítulo 11 de la novela "¡Vivir!"
N. del T.: Tras una vida entera sumido en la ignorancia colectivista, el protagonista descubre la palabra y el concepto de la individualidad.
Yo soy. Yo pienso. Yo quiero.
Mis manos... mi espíritu... mi cielo... mi bosque... esta tierra mía... ¿Qué debo añadir? Estas son las palabras. Esta es la respuesta.
Estoy aquí de pie, en la cumbre de la montaña. Levanto mi cabeza y extiendo mis brazos. He aquí mi cuerpo y mi espíritu, he aquí el fin de la búsqueda. Deseaba conocer el sentido de las cosas. Yo soy el sentido. Deseaba encontrar un permiso para existir. No necesito permiso alguno para existir; ni que me den el visto bueno para vivir. Yo soy el permiso y el visto bueno.
Son mis ojos los que ven, y la mirada de mis ojos confiere belleza a la tierra. Son mis oídos los que oyen, y la audición de mis oídos da su canción al mundo. Es mi mente la que piensa, y el juicio de mi mente es la única linterna que puede hallar la verdad. Es mi voluntad la que elige, y la elección de mi voluntad es el único edicto que debo respetar.
He conocido muchas palabras, algunas resultaron sabias y otras resultaron falsas, pero sólo tres son sagradas: "¡lo deseo así!"
Cualquiera que sea el camino que yo tome, la estrella que me guía está en mi interior; la estrella que me guía y la brújula que señala el camino. Señalan en una única dirección. Señalan hacía mí.
No sé si esta tierra en la que estoy es el corazón del universo o si no es más que una mota de polvo perdida en la eternidad. Ni lo sé ni me importa. Pues sé qué felicidad puedo alcanzar en esta tierra. Y mi felicidad no requiere un propósito más elevado para ser vindicada. Mi felicidad no es el medio para fin alguno. Ella es el fin. Es su propio objetivo. Es su propia razón de ser.
Tampoco soy yo el medio para que otros lleguen a los fines que anhelan conseguir. No soy una herramienta para que me usen. No son un sirviente de sus necesidades. No soy un vendaje para sus heridas. No soy un cordero a sacrificar en sus altares.Soy un hombre. Este milagro de mi ser está para que lo posea yo y lo vele yo, y lo guarde yo, y lo use yo, y sea yo quien se arrodille ante él.No cedo mis tesoros ni los comparto. La fortuna de mi espíritu no está para ser convertida en monedas de cobre y ser esparcida al viento cual limosna para los pobre de espíritu. Yo guardo mis tesoros: mi pensamiento, mi voluntad, mi libertad. Y el mayor de ellos es la libertad.
Nada debo a mis hermanos, ni voy buscando que estén en deuda conmigo. A nadie le pido que viva por mí, ni me ofrezco para vivir por los demás. No anhelo el alma de ningún hombre, ni está mi alma para que la anhelen los demás.
No soy ni amigo ni enemigo de mis hermanos, sino tan sólo lo que cada uno de ellos se merezca. Y para ganarse mi amor, mis hermanos han de hacer más que haber nacido. No otorgo mi amor sin razón alguna, ni al primero que se cruce en mi camino y me lo pida. Honro a los hombres con mi amor. Pero el honor es algo que cada cual ha de ganarse.
Escogeré amigos entre los hombres, pero no esclavos ni amos. Y escogeré sólo a los que me satisfagan, y a ellos les amaré y respetaré, pero no les mandaré ni les obedeceré. Y uniremos nuestras manos cuando queramos, o andaremos solo cuando así nos parezca preferible. Pues en el templo de su espíritu, cada hombre está solo. Que cada hombre guarde su templo intacto e inmaculado. Y entonces, que una sus manos con otros si lo desea, pero sólo más allá de su sagrado umbral.
Pues la palabra "Nosotros" jamás debe pronunciarse, salvo por propia elección y como segundo pensamiento. Esta palabra jamás debe ocupar el primer lugar en el alma del hombre; que sino se convierte en un monstruo, la raíz de todos los males sobe la faz de la tierra, la raíz de la tortura del hombre por parte de los hombres, y de una mentira indecible.
La palabra "nosotros" es como cal que se vierte sobre los hombres, se va depositando y se endurece como una piedra aplastándolo todo bajo su peso. Y lo blanco y lo negro se pierden en su color grisáceo. Es la palabra con la que los depravados roban la virtud a los hombres rectos, con la que los débiles roban el poderío a los fuertes, con la que los necios roban el conocimiento a los sabios.
¿En qué se queda mi alegría si todas las manos, incluso las más inmundas, pueden manosearla? ¿En qué se queda mi sabiduría si hasta los necios pueden mandarme? ¿En qué se queda mi libertad, si todas las criaturas, incluso las más viles e impotentes, son mis amos? ¿En qué se queda mi vida, si he de inclinarme, aceptar y obedecer?
Pero ya no tolero más este credo de corrupción.
He acabado con el monstruo "Nosotros", la palabra de la servidumbre, el saqueo, la miseria, la falsedad y la infamia.
Y ahora veo el rostro del dios, y alzo este dios sobre la tierra, este dios que los hombres han buscado desde que existen, este dios que les dará la alegría, la paz y el orgullo.
Este dios, esta sola palabra:
"Yo".